El libro de los abedules, de Mario Grande

La esencia de un magnífico libro en palabras de su autor. Artículo de Mario Grande.

Los orígenes

Según se cuenta, las mujeres que bullen dentro del texto de El Libro de los Abedules lo hacen movidas por el aviso de que “una gran catástrofe se avecina”. La autoridad de quien procede tal aviso no deja lugar a dudas, aunque la naturaleza de la catástrofe es una incógnita. Con todo, las mujeres embarcan. Quizá exista una confianza previa. Una comunidad presentida. Si es así, probablemente el aviso tiene más ecos de hartazgo que de profecía. Nada que revelar. Solo navegar, imaginar, desear, llevar otra vida.

Una vez a bordo, cuando sueñan —liberadas de convenciones sociales y de la forma de las palabras— las muy jóvenes madres de los hermanos Karamazov, esa trinidad formada por Adelaida, Sofía y Lizaveta, no parecen muy conformes con su retrato. Ni con su vida. Ni con su muerte antes de llegar a los 25 años: de tifus o hambre la primera, de las continuas vejaciones del marido la segunda, de parto tras una violación la tercera. Escuchan entre ráfagas de viento el canto sin palabras de Baba Yaga:

Hijas mías...…

hermanas de vuestra madre invicta, pobladoras de sueños libres del hacha de imaginaciones enemigas. Somos la paciencia del bosque las que nos consumimos llevando vidas que no son nuestras, tanto que hemos llegado a desconocernos hijas mías hermanas, tanto que empezamos a desconfiar de un futuro que sea solo humano…

siento que me oriento hacia la fragante oscuridad de la savia que es donde verdaderamente se conoce, estoy hecha de todas y cada una de vosotras, las que os aparecéis en cualquier revuelta del camino, las que nacéis en las mentes aterradas por la libertad de las mujeres, las que inútilmente profetizáis a quienes desconocen vuestra lengua y no saben traducir algo tan claro como el aliento, las que amedrentáis a los medrosos, las confinadas a la noche por qué solo la noche, por qué solo el sol, si las dos son nuestras hijas, por qué solo el bien, por qué solo el mal, por qué nos parten por la mitad desangran la única verdad que es después de conocernos la voluntad de seguir, por qué solo la vida sin muerte, sin devorar lo creado hasta saciarse y crear, por qué la muerte en vida, por qué nos hacen odiar con tanta desmesura nuestro cuerpo, por qué no tenemos alma, por qué hacen de nuestros hijos siempre y siempre siervos o soldados.”

Y si quieres saber cómo empezó todo:… …

Este artículo de Mario se publicó en El Trujamán un par de semanas antes del viaje a Rusia en el que se fraguó el Libro de los Abedules.

Previous
Previous

A snapshot of El Boliche

Next
Next

More hits than misses in Beckett’s uneven novel